domingo, 26 de enero de 2014

El Papel de la Fotografía en el discurso estético contemporáneo




José Gómez Isla


cuadro_verde.gif (46 bytes) Con la perspectiva histórica adquirida a estas alturas de milenio, parece incuestionable afirmar que la imagen fotográfica ha conseguido alterar substancialmente nuestra actual imagen del mundo. Somos conscientes, por tanto, de que nuestra percepción visual y conceptual de las cosas que nos rodean resulta radicalmente distinta a la de la sociedad prefotográfica de principios del XIX.
Sin embargo, este cambio a menudo no resulta tan ostensible para el gran público como cabría imaginar. En muchas ocasiones, las imágenes fotográficas han sido presentadas como simples registros, asépticos y fríos, que han conseguido congelar diversos instantes de nuestra vida cotidiana. Desde el mismo momento en que irrumpe en la escena moderna, la fotografía no ha dejado de documentar incansablemente nuestra existencia. En sus escasos dos siglos de vida, el medio fotográfico ha sido testigo fiel de cuantos acontecimientos han acompañado al ser humano en su historia reciente.
Resulta comprensible, por tanto, que durante sus primeras décadas de existencia la fotografía fuese considerada básicamente como una actividad notarial privilegiada para realizar la más completa crónica visual de la civilización contemporánea. Era frecuente por entonces que la imagen fotográfica fuese comparada con un «espejo con memoria», como algunos llegaron a denominar al daguerrotipo en los albores de su descubrimiento [1].
No obstante, no podemos pasar por alto las profundas transformaciones que la práctica fotográfica iba a sufrir con el transcurso de las décadas.
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Fragmento / Xiqi Yuwang y los cuentos chinos / ¿Para qué sirve la fotografía?



¿Para qué sirve la fotografía? No es una máquina copiadora, sólo es un pincel, un instrumento para expresar ideas. Y todas las ideas producidas por mentes ajenas nos crean dependencias y limitaciones en la creatividad. La cámara es un buen instrumento, porque es fácil de manejar y relativamente rápido de ver los resultados, es un medio perfecto para el tiempo en el que corremos, al ser técnicamente fácil se hace dificil de profundizar. La cámara nos ha liberado de años de apredizaje en el oficio, no tenemos que estar diez años practicando la pintura ni la escultura para que la mano se suelte. La liberación de la barrera del oficio ha hecho que todo el mundo pueda ser un fotógrafo, es una buena base de incio democrático, empezamos una carrera de fondo donde todo el mundo está en el mismo punto de partida. Entonces, ¿qué es lo que queda? una carrera mental, que depende de las reflexiones que hace cada uno, depende de la complejidad del mundo imaginario de cada uno, depende de si tienes claro lo que necesitas contar, depende de si realmente sientes la necesidad de llevarlo a cabo, y depende de si dispones de tiempo y paciencia para terminarlo y depende también de si te lo crees tú mismo o no.